La Indestructibilidad de la Biblia.
Se cuenta la historia de un turista que visito una herrería. La ver las
pilas de martillos descartados, pero solo un yunque enorme, pregunto: Con qué
frecuencia reemplaza el yunque? El dueño contesto con una sonrisa: Nunca¡ El el
yunque que gasta a los martillos.
Así también sucede con la palabra de Dios. Los martillos de la
persecución, la burla, la crítica superior, el regalismo, el ateísmo han
dado sus malvados golpes en el yunque divino por siglos, todos en vano.
Ahí yacen, en pilas oxidadas, mientras que el gran yunque de las escrituras
permanece entero, inamovibles y sin astillar.
Por: Harold L. Willmington
Redactado por: Yeri Vicente
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