Ejerciendo nuestros ministerios


Llevar a cabo el sueño de Dios para nuestras vidas y obedecerle, mediante el cumplimiento de lo que Él ha establecido y planeado para nosotros, es algo que muchas personas queremos alcanzar. Dios escribió nuestra historia desde antes de la creación, puso tanto esmero en el ser humano que desde antes de nacer, ya Dios había dispuesto en que le serviremos y cómo lo haremos.  Salmos 139:16: ‘‘Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas, Que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas’’. Dios es perfecto, y por ende, todo lo que hace también lo es, si decidimos obedecerle y ejercer para lo que Él nos ha diseñado, viviremos completos puesto, nuestro cuerpo, alma y espíritu estarán en sintonía con Él. Efesios 3:20. ‘‘Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros’’.

Antes de poder llevar a cabo y ejercer a cabalidad lo que Dios ha escrito de nosotros, es indispensable saber cuál es nuestro ministerio, para eso debemos descubrirlo y desarrollarlo. Desde los ministerios de liderazgo como el apostolado, pastorado, evangelismo, hasta los de servicio como parte del cuerpo de la iglesia. Para descubrir cuál es el nuestro, Dios nos habla a través de una persona o a nosotros mismos al igual que pone en nuestro corazón la pasión por hacer algo para su Gloria y Honra y mientras realizamos eso, como es debido y llevando las disciplinas espirituales, vemos obrar a Dios al igual que afectamos de manera positiva la vida de los demás, en nuestro entorno inmediato. Sabiendo que todo es a través de la gracia que Dios pone en nosotros y evitar gloriarnos por algo que hacemos por medio de lo que Dios ha puesto en nuestras manos, Hebreos 5:4. ‘‘Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón’’.

Todo se trata de vivir una vida conforme a la voluntad de Dios, buscar en primer lugar su Reino y cumplir con sus mandamientos. En el libro Perros de Ladran de Anette Moreno nos dice lo siguiente: ‘‘En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de cumplir’’. Si obedecemos a Dios, el ejercer nuestros ministerios será más fácil puesto que Él nos da las herramientas y nos muestra el mejor camino para alcanzar a plenitud el establecimiento de su Reino a través del llamado que ha hecho a nuestras vidas.

2 Timoteo 1:7 Porque no nos ha Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio’’. Debemos de ser ágiles y mantenernos firmes en su obra, ya que mientras más nos tardamos en entender el poder que Dios nos ha dado sobre el mundo, el enemigo va obrando con astucia afectando de manera negativa la vida de las personas a las que podríamos estar brindándole el mensaje de la salvación por medio de Jesús que murió en la cruz para cargar con nuestros pecados, resucitó al tercer día y está esperando para brindarnos vida eterna junto a Él. Somos poseedores del poder de Dios, y cuando entendamos eso, usaremos nuestro ministerio con autoridad y sabiduría.

Aunque no todo será color de rosa, llegan días en los que pensamos que todo nos sale mal y llegamos a pensar que en algo estamos fallando delante de nuestro Padre, pero Él pone situaciones que ayudan a forjar nuestro carácter, Él quiere perfeccionarnos y hacernos entender que dependemos totalmente de Él. Santiago 1:3,4. ‘‘Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna’’. Por medio de la fe en Dios, esperar en Él y mantenernos firmes y militantes alcanzaremos a plenitud el ministerio al que hemos sido llamados, con su espíritu santo como guía y con su amor infinito podremos establecer su Reino cada día más. Lucas 24:49. ‘‘He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros, pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.

Por: Crismeli A. De Jesus Mercedes


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