El poder de su Palabra


Vivimos en una sociedad donde la autoayuda y las confecciones positivas se han puesto de moda, y claro, a base de esto, son miles los libros de superación personal que se vende en nuestras sociedades, especialmente en nuestras iglesias. 

La mayoría de estos libros tienen algo en común, enseñan que tú palabra tiene poder. Y claro, esto es verdad hasta cierto punto. 

El propósito no es criticar estos libros, sino más bien, analizar la base de sus argumentos a la luz de la palabra de Dios. La mayoría de estos libros y pensamientos de autoayuda se basan en la psicología, y claro, la psicología no es mala, siempre y cuando no violente los principios divinos de su palabra. 

Todas estas enseñanzas siembran egocentrismo en las vidas de las personas, y producto de esto, se levanta una generación que solo piensa en el cumplimiento de sus sueños y metas. Una sociedad amante de sí misma y de sus placeres, una generación que piensa en sí misma y no en su prójimo. Todo porque la cosmovisión de su vida se centra en su pompa y su gloria, y no en la gloria de Dios. 

Esto se debe a que se le da un poder al hombre que no tiene. El decir que "la palabra del hombre tiene poder", sin un argumento claro, es un poco peligroso. Pero vamos a ver qué dice la palabra de Dios acerca de esto:

«Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.» (1 Samuel 3:19)

Aquí vemos claramente que ni aun el profeta Samuel; si Dios no sostenía sus palabras, estas caían al piso. Es decir se quedaban sin fuerza y poder. Si Dios no sostiene tus palabras, harás bulla, gritaras, y quizás llegues a retumbar pero siempre serán palabras sin poder. 

El poder viene y emana de Dios. La Biblia lo dice de esta forma: 

«Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es el poder,» (Salmos 62:11)

El único que puede decir que "su palabra tiene poder", es Dios. Por su palabra fueron hechos los cielos y la tierra. «Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca» (Salmos 33:6). Es su palabra que no retorna vacía: «Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.» (Isaías 55:10-11) 

Su palabra es poderosa para salvar, sanar, libertar, y por supuesto, la palabra de Dios es creadora. En el libro de Génesis vemos que todo lo que Dios creo fue por medio de su palabra. Por eso vemos la famosa frase en el capítulo uno de este libro: "y dijo Dios". 

Cuando nosotros entendemos esto, veremos que todo es para su gloria y su honra. Dejaremos de vivir llenos de egocentrismo y empezaremos a vivir para Él. 

Por: Yariel Tejeda 

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