Cuando no hay entrega ni pasión


¿Les ha pasado que se proponen algo y quieren lograrlo cueste lo que cueste? Todos tenemos sueños, metas, anhelos, objetivos de vida, etc. Y todos sabemos cómo lograrlo: Con persistencia, mucha persistencia y firmeza, fe y entrega. Cuando poseemos todas esas virtudes y le añadimos pasión y acción, no hay nada ni nadie que nos diga que no podemos lograrlo. A veces nos encontramos en esa etapa de la vida donde nos sentimos con la energía de un niño cuando le compran un juguete, quiere usarlo todo el día, llevarlo a todos lados todos los días. A esa medida debe ser nuestra entrega para alcanzar nuestras metas, para poder ejercer nuestros ministerios y para cumplir a plenitud lo que Dios dijo que debemos hacer para establecer su Reino. Pero, ¿Qué pasa cuando nos faltan estas cosas? Cuando el deseo de lograr algo no pasa de tu mente pero tu cuerpo se limita a no hacer nada. Debemos cuidarnos de ello y pedirle fuerzas a Dios y amor, mucho amor por hacer su obra, al mismo tiempo ir empujándonos poco a poco y conseguir más cada día y avanzar. Las bendiciones no llegarán a tu cama ni vendrán acompañadas de un plato de comida, pero por supuesto que no, las bendiciones hay que ganárselas y buscarlas en oración pero también a través de la acción.

Nunca cumpliremos nuestros objetivos si no tenemos pasión por la obra de Dios, si no nos duele ver como las almas se pierden cada día, y nos quedamos rezagados, ahí, en estado de espera a que Dios haga algo, porque ‘tenemos fe en que para Él nada es imposible’ ¡JA! Excusas vanas hermano. ACCIONEMOS, contagiemos a los demás, pongamos empeño, dedicación, esfuerzo y pasión.

Bien nos dice (2Timoteo 2:15) ‘Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad’. Debemos mantener la comunión y comunicación con nuestro Padre, ya que Él en su debido tiempo nos mostrará el camino correcto por medio del Espíritu Santo. 

En la biblia, el libro más vendido, amado, odiado y estudiado, podemos encontrar como Dios, en diferentes épocas, contextos y situaciones por las que pasaba su pueblo escogió personas para que cumplan con un llamado y puedan, con ayuda y dirección de Dios, resolver la situación específica a cada época. 

Tal es el caso de Josué, cuando Moisés fallece él pasa a tomar su lugar como íntimo de Dios. (Josué 1:7) ‘Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas’. Dios nos manda como a Josué a que nos esforcemos en cada cosa que emprendamos para que seamos prosperados. Eso no es para un grupo exclusivo de personas, nos incluye a todos y todas. Debemos responder a Dios de la misma forma que el pueblo de Israel a Josué: ‘Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado’. 

También otra historia que me conmueve es la de Ester, que a pesar de no saber cómo lograría salvar a su pueblo, lo hizo. Pero con perseverancia, confianza y paciencia. Se dio el momento perfecto, con la situación perfecta, donde el Rey la escuchó y el pueblo judío fue librado de la muerte, para más entendimiento de la historia les invito a leer el libro de Ester.

Ahora pongamos el siguiente ejemplo: Si Josué no hubiese sido esforzado, si él no hubiera asumido el compromiso de guiar al pueblo de Israel, no se entregara al llamado que Dios le hizo ¿Qué crees que habría pasado? Puede que la ira de Dios haya caído sobre el pueblo y ellos nunca encontraran la tierra donde fluye leche y miel, o hayan caído otra vez con la idolatría, apartados de su Dios y condenados a la muerte eterna. Debemos tener en cuenta, que Dios nos pide cosas que al hacerlas, su alcance va más allá de lo que podemos cuantificar o ver. A través de lo que hacemos podemos lograr que personas lleguen a los pies de Cristo, pero ¿Si no lo hacemos? Y estaba escrito a que a través de un accionar tuyo una persona estaba destinado a salvarse, pero por tu no hacerlo puede que haya muerto sin Cristo en su vida. Puede que suene un poco extremista, pero así son las cosas. Mientras más dones tenemos y más virtudes, más debemos trabajar para la obra de nuestro Padre. A mayores regalos, mayores compromisos y mayores recompensas.

Vamos ahora un poco a la actualidad, imaginemos que tenemos un llamado, pongamos como ejemplo el ministerio de la alabanza. Si lo que Dios dispuso para mi es que mientras yo toque un instrumento los corazones se quebrantarán y vendrán a los pies de Cristo, ¿cómo lo voy a lograr si no se ni aplaudir bien?  Esfuérzate, ponte a estudiar y practicar, pon entrega y apodérate de ello, has las cosas con pasión y no por salir del paso. Sé que no es fácil, puede que tengamos varias dificultades y no veamos cómo lograremos las grandes cosas que nos profetizan, hay problemas económicos y demás, no importa. Busca la forma, pídele a Dios en oración que Él lo que quiere es eso, que pongas tus planes en sus manos y lo tomes en cuenta al momento de alcanzar algo para cuando estés en la cima te acuerdes que fue Él que te tomó y te preparó. 

Todos pasamos por un momento de desasosiego en que pensamos que no lo lograremos y comenzamos a conformarnos con el hacer nada, ya todo nos da igual. Créeme que me ha pasado, pero te digo que si pones tus pensamientos en manos de Dios, Él pondrá todo lo que te hace falta para alcanzar tus metas. Él pone la entrega, la pasión, fe y persistencia que te puedan faltar, sólo imagínate lo importante que eres para Él, que puso en tus manos algo de tanta relevancia. 

Mi consejo para ti es que seas esforzado y valiente, entrégate en cuerpo y alma a la obra y pon pasión en todo lo que hagas, que ya verás cómo vas a prosperar. Confía en Dios, en Él no hay imposibles. 

Por: Crismeli A. De Jesus Mercedes

Comentarios

Entradas más populares de este blog

No dejes propósito por vereda.

Viviendo conforme a la voluntad de Dios

Un líder reformador