De la cruz al pentecostés.



El pentecostés se ha convertido en un tema de mucho interés en nuestros días, cuando pensamos en este tema, pensamos en fuego, poder, avivamiento y otras palabras relacionadas con el mover y las manifestaciones del Espíritu Santo. Y aunque el pentecostés lo relacionamos con estas manifestaciones, esto era en realidad una fiesta judía que se celebraba cincuenta días después de la Pascua. En esta fiesta los judíos conmemoraban el tiempo donde Dios; en el monte Sinaí; le entrega la ley a Moisés y a sus padres. 

En estos tiempos, el pentecostés para el cristianismo es la celebración de la llegada del Espíritu Santo sobre la iglesia. En hechos capitulo dos, está registrado este acontecimiento. 

Ahora bien, tenemos que entender que antes de un pentecostés, hubo una muerte de cruz y una resurrección. Si, amados lectores, el pentecostés es la llegada del Espíritu Santo y la manifestación pública de la iglesia. Pero esto no significa que la iglesia nació en esta fiesta Judía. La iglesia nació en la cruz, y se manifestó en el pentecostés. 

Nosotros como iglesia anhelamos la manifestación del Espíritu de Dios entre nosotros, pero quiero que entendamos que nunca veremos ese suplo divino de Dios entre nosotros, sin antes ir a la cruz en arrepentimiento, y en ese arrepentimiento ser redimidos, justificados y santificados. 

Antes de ver la gloria de la iglesia que nos narra el libro de los hechos escrito por Lucas, vemos el sufrimiento y la falta de fe que vivieron los discípulos de Cristo ante su muerte en la cruz. Fueron tres días de oscuridad para los discípulos, donde el que había hecho milagros, sanidades y había resucitado muertos (Jesús), ahora había sido condenado, maltratado y llevado a una cruz. Una vez Cristo murió, la esperanza y la fe de los discípulos empezó a desaparecer. Dice la Biblia que ellos se escondieron en una casa, las puertas estaban cerradas. Ellos decían, si nuestro maestro lo condenaron a muerte, cuanto más harán con nosotros. Fueron días muy difíciles para cada uno de ellos.

Cuando vemos estas cosas que nos narran los evangelios, y vemos el puente que hay entre ellos y el libro de los hechos. Vemos un parecido con la iglesia de hoy. Debemos de ver, que los evangelios nos presenta un Cristo tanto histórico como teológico, es decir, los evangelios nos presentan la historia de Cristo y el surgimiento de la iglesia, que, dentro de la óptica de los evangelios, serían los discípulos. Por otro lado, el libro de los hechos nos muestra la manifestación pública de dicha iglesia de Cristo. Pero ¿cuál es el puente que hay, entre los evangelios y el libro de los hechos? El puente es la cruz. Esos tres días, donde los discípulos se sintieron solos, abandonados y tristes; porque su maestro había muerto; fue la antesala para la mayor manifestación de una iglesia llena del Espíritu Santo. 

Esto nos dice algo que no podemos ignorar, y es, que antes de la gloria viene el sufrimiento, y antes del pentecostés viene la cruz. La crisis, el sufrimiento y los momentos difíciles que podemos pasar, es la antesala para ver el resplandor de la gloria de Dios en nuestras vidas. 

En este día debemos alzar nuestros rostros y creer que algo grande viene para nuestras vidas. Yo lo creo y lo confieso: que Dios nos lleva de la cruz al pentecostés, del sufrimiento a la gloria. Su palabra dice en Isaías 60:1-3

«Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. » Amén. 

Por: Crismeli A. De Jesus Mercedes

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