Siguiendo sus pasos
“…Pero mi siervo Caleb, decidió
ir en pos de mi” ¡Wao! No dejó de recordar esas palabras, tan sinceras y
tan ciertas, que salieron de los labios de Dios, todavía están gravitando en mi
ser.
Día a día en la ardua labor de dirigir este pueblo, tan rebelde y
desobediente, que cuestiona la voluntad de Dios, y adultera contra Él, me
encuentro con situaciones donde la misericordia divina parece terminarse. De
hecho, ayer, después de enviar a los doce espías a investigar sobre la tierra
que el Señor nos dará, cuando salgamos de este desierto, ocurrió algo que
molestó mucho a Dios y así Él me lo comunicó. Diez de los espías divulgaron su
opinión acerca del territorio, diciéndole a todo el pueblo que es imposible
conquistar esa ciudad, por sus gigantes y fuertes habitantes, lo que provocó
quejas, reclamos y rebeliones en contra del Dios altísimo, quien fue que nos
prometió que nos la daría. La masiva población dijo que es injusto e humillante
que el Señor los trajera hasta aquí para morir por manos de esos fuertes
hombres que habitan esas tierras, los cuales están militarmente preparados para
destruirlos.
La protesta llegó hacia mí, que soy el que Dios ha puesto a cargo de
todo, e incluso propusieron destituirme y colocar otro líder que los guiara a
lugar de donde salieron, porque ya no valía la pena seguir avanzando. Ellos que
vieron la manifestación de Dios todo el tiempo, que apreciaron cuando Él hacía
milagros y abrió un gran mar para que todos cruzáramos, mientras yo extendía mi
vara, ellos veían caer alimento del cielo para sostenerse y no morir de hambre,
ellos son testigos de lo grande y asombroso que es nuestro Dios, y cómo habita
entre nosotros, pero aún no creen en Él.
Y mientras eso sucedía, fue cuando Dios me manifestó su enojo, y
empezó a hablarme. Me dijo que los iba a destruir a todos ahí mismo, pero rogué
por ellos. No entiendo cómo hay gente que Dios las sacó de lo más vil e hizo
grandes cosas, y aún no pueden creer en Él, personas que han experimentado
manifestaciones perceptibles del favor del Señor y todavía cuestionan la
voluntad divina, pero Dios me dijo que ellos no verán la promesa, por cuanto no
creyeron.
Pero lo que más me marcó fue saber que Caleb decidió ser distinto, y
tal vez yo no me había notado mucho en él, pero Dios sí. Conozco a Caleb, es un
gran hombre, con un corazón noble, pero ayer lo vi defender la palabra del
Señor, y decir delante de todos que sí se puede conquistar la tierra, porque
Dios así lo dijo, es como si él conociera que lo que se dice en el cielo se
tiene que cumplir, aunque no se entienda en la tierra.
Caleb decidió seguir detrás de Dios, vio sus manifestaciones, pero
dentro de él había algo que no se conformaba, algo que le decía que hay algo
más, y se propuso perseguir eso. Algo más que solo que ver los milagros y
sentir la presencia del Señor, algo más que hablar en lenguas y asistir a los
cultos dominicales, hay algo más que orar unos minutos antes de dormir. Se
enamoró de su presencia, a primera vista, pero decidió darle seguimiento hasta
llegar a un compromiso, no le importaban los sentimientos, ni las emociones,
quería conocer el corazón de Dios y eso lo llevó a confiar tanto en Él.
Hay algo más que el nivel que experimentas en Dios, algo más que lo
haces, no vivas por sentimientos, ni por manifestaciones, que el día que nos
las tengas desearas devolverte en el desierto. Camina con determinación,
buscando conocer la persona de Dios, no lo que él pueda hacer en ti. Es
misterioso, tal vez no lo sientas, pero persíguelo hasta encontrarlo, hasta
conocerlo, mientras otros se retrasan haciendo lo mismo y asombrados por las
cosas visibles, tu irás lejos buscando lo que permanece, lo que Dios en
realidad siente y quiere. Continúa siguiendo sus pasos que hay toda una persona
que conocer.
Por: Moisés Mota Hernández
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