El espejo de Dios


Dicen los psicólogos que para conocer a una persona, hay que pasar tiempo con dicha persona. Y Dios que es una persona divina no es la excepción de esto. Para conocer a Dios hay que encontrarse y pasar tiempo con Él. Esto siempre ha sido el deseo de Dios para con nosotros, tener una relación plena con el hombre.

En el libro de génesis vemos la vida de Adán y su relación con Dios, una relación plena y profunda tenía Adán con Dios, pero una vez entró el pecado, esa relación se vio afectada. Pero aún con la falta y la infidelidad del hombre,Dios ha seguido mostrándose al hombre, tanto a través de sueños, visiones y muchas otras maneras.

Dicho esto, te quiero presentar un hombre al cual Dios le mostró su grandeza, su poder y su santidad. Este hombre es Isaías.

Isaías es un profeta del antiguo testamento, el cual profetizaba en todo Israel y específicamente en Jerusalén. Este era un profeta de gobierno, de realeza y de estado. Lo vemos profetizándoles a los reyes de Israel y vemos su clara relación con ellos.

Algo que diferencia a Isaías de los demás profetas, es su visión profética acerca del Mesías. Este hombre habla de Jesús en su libro, más que cualquier otro escrito del antiguo testamento. El hablo de Jesús, y Jesús no había venido a la tierra, ¡Impresionante! Los biblistas le dicen al libro de Isaías el quinto evangelio, porque este habla tanto del nacimiento de Jesús, su vida, ministerio, muerte y resurrección.

Ahora bien, veamos el encuentro que Isaías tuvo con Dios. La Biblia dice en Isaías 6:1

«En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.»

Aquí Dios muestra su grandeza y se presenta en un trono alto y sublime, es decir, un trono alto de lo alto que está sobre todo reino y gobierno. Recuerden que Isaías se movía en medio de reyes y gente de realeza, pero Dios le está diciendo, yo estoy sobre todos ellos porque mi trono es alto y sublime. Y dice que sus faldas llenaban el templo, como diciendo que donde Él está no hay vacíos. El texto en Isaías 6, sigue diciendo cosas impresionantes acerca de este encuentro que tuvo el profeta. Pero yo quiero que miremos la vida de Isaías antes y después de tener este encuentro con Dios. Yo quiero que veamos cómo Dios fue un espejo para el profeta. Cuando nosotros nos vemos en un espejo, lo hacemos porque queremos ver nuestro aspecto físico. Ahora bien, cuando tenemos un encuentro con Dios, vemos el aspecto espiritual de nuestras vidas. Entonces Dios hace el papel de un espejo, donde vemos la realidad de nuestras vidas. Eso le pasó al profeta Isaías.

Observemos esto. Isaías tiene la visión en el capítulo 6 de su libro, tenemos que tener en cuenta que el libro de Isaías tiene un orden cronológico. Este profeta en los capítulos anteriores del capítulo 6 tenía un lenguaje acusador, de decir profetizaba ¡Ay de ellos! por ejemplo:

« ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.» (Isaías 3:11)

« ¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?» (Isaías 5:8)
« ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende!» (Isaías 5:11)

Su lenguaje era ay de ellos. Pero luego que tiene un encuentro con Dios decía: ¡ay de mí!
«Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.» (Isaías 6:5)

Una vez Isaías se encontró con Dios, dejó de decir: ay de ellos y empezó a decir: ay de mí.
Nosotros somos expertos en ver los defectos de otros, pero una vez nos encontramos con Dios, nos vemos en el espejo y vemos la realidad espiritual de nuestras vidas y decimos: ¡Ay de nosotros!

Por: Yariel Tejeda

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