PROPÓSITO II: Lo terrenal vs. Lo eterno.
Quiero iniciar citándoles una frase que me marcó en gran manera del libro ‘Una vida con propósito’ de Rick Warren: ‘Es un error mortal asumir que la meta de Dios para su vida es la prosperidad material o el éxito popular de acuerdo a como el mundo lo define. La vida abundante no tiene nada que ver con la abundancia material, y ser fiel a Dios no garantiza el éxito en una profesión o incluso en el ministerio. Nunca se enfoque en las coronas temporales’.
Antes de entrar en materia les quiero contar un testimonio personal, yo estudié una carrera que desde pequeña ha sido mi sueño, el anhelo de prosperar económicamente me llevó a estudiarla, los deseos de ser grande y reconocida fueron los que me llevaron a emprender el camino en la Arquitectura, aspiraba luego terminarla irme de inmediato al extranjero a hacer una maestría y luego de inmediato hacer un doctorado, serían diez largos años estudiando. En el camino o a mitad de cursar mi carrera Dios me encontró, y aún seguía con esa mentalidad, pero luego sucedió algo, Dios me confirmó cual era mi ministerio, la escala del mismo y lo que implicaba, pero esto no se quedaba allí, ¡sería de tiempo completo!, es decir, mis padres hicieron un gran esfuerzo e invirtieron mucho dinero en una carrera que quizás ejerceré de forma esporádica, lo que ahora es mi ministerio pasaría a ser el enfoque principal en mi vida, incluso antes de finalizar la carrera ya sabía que mi sueño de ir a estudiar al extranjero por ahora solo sería eso, un sueño. Pero sucede algo, el Señor conoce nuestros anhelos y nuestros corazones, desde ese momento puse en las manos de Dios mi futuro y como dice su palabra en Romanos 12:2 ‘No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta’.
Desde ese momento decidí seguir la voluntad del Dios, comencé a prepararme para las grandes maravillas que él tiene para mi vida, ya que no me dijo cuándo ocurriría, no sería muy agradable el sentarme a esperar lo que él dijo que haría y dónde me llevaría, para eso debo prepararme tanto a nivel técnico como espiritual. A medida de este proceso de cambio de mentalidad he comprendido algo, y es la razón por la cual escribo este artículo, podemos tener todas las riquezas terrenales, ser reconocidos por hombres, pero si no tenemos la aprobación del Señor de nada nos sirve tener todos estos galardones, en cambio, para aquellos que decidieron seguir sus caminos Dios por boca de David nos dio una palabra. Salmos 138:8 ‘Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos’. Estoy segura que él cumplirá su obra en mí, todo lo que ha prometido me lo dará, pues pondré de mi parte hasta alcanzar su propósito, porque ya mi anhelo no son los títulos y los nombres, sino exaltar su santo nombre hasta lo sumo y llevar con mi llamado su palabra hasta donde él lo ha prometido. Todo lo que he dejado de lado por hacer la obra de mi Señor, no se compara con llevar y establecer el Reino de Dios, lo terrenal se puede acabar en un abrir y cerrar de ojos, no sabemos el día ni la hora en que Jesús vendrá, pero si sabemos que todo lo que hagamos en esta tierra bajo su voluntad, será reflejado en la eternidad.
Una de las principales cosas que debemos procurar saber antes de ejercer nuestro llamado es qué, cómo, cuándo, y dónde. 1. Qué quiere Dios que haga, se refierE a mi llamado en forma específica, a qué quiere el Señor que dedique mi vida. 2 Cómo quiere que lo haga, es decir, a través de mi ministerio, hago énfasis en que no podemos confundir el qué con el cómo, ya que Dios puede dar el mismo ministerio a diversas personas, pero el cómo van a ejercerlo puede ser de manera diferente, Dios es detallista y él te dirá cómo quiere que ejerzas el tuyo. 3 El cuándo es un punto muy importante ya que Dios puede llamarnos pero no decir de inmediato en qué momento debemos tomar vuelo y cómo no sabemos cuál es el tiempo preparado por Dios, decidimos abrir camino sin consultarlo con él, nos apresuramos en vez de prepararnos y solemos caer. Ahí es cuando cuestionamos a Dios por ‘no respaldarnos a lo que nos llamó’ sin tomar en cuenta que accionamos sin estar preparados. El cuándo Dios te lo hará saber ya sea por señales, revelaciones o hablándote a través de su espíritu santo, y por último está el 4dónde, esto vendría incluyendo la escala de tu ministerio. Muchas personas están llamadas a trabajar a nivel de su hogar, comunidad, iglesia y hasta su ciudad, otras son llamadas a representar el reino de Dios a nivel regional, nacional, continental y hasta mundial. Dios es quien sabe cuál es nuestro alcance y nos lo dirá antes de salir o en el camino. ¿Por qué en el camino? Porque a veces no tenemos la madurez o la fe suficiente para digerir las grandezas que puede hacer el Señor en nuestras vidas y a medida que vamos creciendo, él se va encargando de abrir puertas y mostrándonos el camino que debemos recorrer.
Proverbios 19:21 nos dice: ‘Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Mas el consejo de Jehová permanecerá’. Una de las grandes preocupaciones que podemos tener al momento de ejercer nuestro ministerio es el área financiera, existen situaciones en las que debemos comenzar desde cero, dejar trabajos que eran bien remunerados por dar un servicio para el Señor en las que muchas veces sólo recibiremos buenos deseos y bendiciones, pero todo eso trae su recompensa y es una forma del Señor saber cuánto haríamos por él y su obra y nos ayuda a entender cuáles son las cosas que verdaderamente importan. Más que procurar las riquezas terrenales, debemos enfocarnos sobre todo en las espirituales porque el Señor se encargará de lo demás. Deuteronomio 30:16 ‘porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella’.
Cuando emprendemos el camino que ha establecido el Señor para nuestras vidas hay dos implicaciones que no pueden quedar de lado: nuestro legado terrenal y cómo hemos revolucionado en lo eterno. Muchas personas se van a lo extremo entre una y la otra, no comprenden que ambas van de la mano, lo eterno te hace querer conquistar aquello que está en la tierra, para la gloria del Señor y para establecer su reino. No importa el lugar donde estés y si piensas que no tienes las herramientas físicas o financieras para comenzar a hacer la obra del Señor, comienza desde lo eterno a implantar tu ministerio, para aquellos que sin importar lo que tienen, sea mucho o poco y deciden multiplicarlo para su Dios, él les dice: ‘Bien siervo bueno y fiel, sobre lo poco has sido fiel, sobre mucho te pondré’, es ahí donde entrarás en el gozo de tu Señor. Dios se encarga de darnos las soluciones para ejercer nuestro ministerio y cumplir su propósito en nuestras vidas.
Desde ese momento decidí seguir la voluntad del Dios, comencé a prepararme para las grandes maravillas que él tiene para mi vida, ya que no me dijo cuándo ocurriría, no sería muy agradable el sentarme a esperar lo que él dijo que haría y dónde me llevaría, para eso debo prepararme tanto a nivel técnico como espiritual. A medida de este proceso de cambio de mentalidad he comprendido algo, y es la razón por la cual escribo este artículo, podemos tener todas las riquezas terrenales, ser reconocidos por hombres, pero si no tenemos la aprobación del Señor de nada nos sirve tener todos estos galardones, en cambio, para aquellos que decidieron seguir sus caminos Dios por boca de David nos dio una palabra. Salmos 138:8 ‘Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos’. Estoy segura que él cumplirá su obra en mí, todo lo que ha prometido me lo dará, pues pondré de mi parte hasta alcanzar su propósito, porque ya mi anhelo no son los títulos y los nombres, sino exaltar su santo nombre hasta lo sumo y llevar con mi llamado su palabra hasta donde él lo ha prometido. Todo lo que he dejado de lado por hacer la obra de mi Señor, no se compara con llevar y establecer el Reino de Dios, lo terrenal se puede acabar en un abrir y cerrar de ojos, no sabemos el día ni la hora en que Jesús vendrá, pero si sabemos que todo lo que hagamos en esta tierra bajo su voluntad, será reflejado en la eternidad.
Una de las principales cosas que debemos procurar saber antes de ejercer nuestro llamado es qué, cómo, cuándo, y dónde. 1. Qué quiere Dios que haga, se refierE a mi llamado en forma específica, a qué quiere el Señor que dedique mi vida. 2 Cómo quiere que lo haga, es decir, a través de mi ministerio, hago énfasis en que no podemos confundir el qué con el cómo, ya que Dios puede dar el mismo ministerio a diversas personas, pero el cómo van a ejercerlo puede ser de manera diferente, Dios es detallista y él te dirá cómo quiere que ejerzas el tuyo. 3 El cuándo es un punto muy importante ya que Dios puede llamarnos pero no decir de inmediato en qué momento debemos tomar vuelo y cómo no sabemos cuál es el tiempo preparado por Dios, decidimos abrir camino sin consultarlo con él, nos apresuramos en vez de prepararnos y solemos caer. Ahí es cuando cuestionamos a Dios por ‘no respaldarnos a lo que nos llamó’ sin tomar en cuenta que accionamos sin estar preparados. El cuándo Dios te lo hará saber ya sea por señales, revelaciones o hablándote a través de su espíritu santo, y por último está el 4dónde, esto vendría incluyendo la escala de tu ministerio. Muchas personas están llamadas a trabajar a nivel de su hogar, comunidad, iglesia y hasta su ciudad, otras son llamadas a representar el reino de Dios a nivel regional, nacional, continental y hasta mundial. Dios es quien sabe cuál es nuestro alcance y nos lo dirá antes de salir o en el camino. ¿Por qué en el camino? Porque a veces no tenemos la madurez o la fe suficiente para digerir las grandezas que puede hacer el Señor en nuestras vidas y a medida que vamos creciendo, él se va encargando de abrir puertas y mostrándonos el camino que debemos recorrer.
Proverbios 19:21 nos dice: ‘Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Mas el consejo de Jehová permanecerá’. Una de las grandes preocupaciones que podemos tener al momento de ejercer nuestro ministerio es el área financiera, existen situaciones en las que debemos comenzar desde cero, dejar trabajos que eran bien remunerados por dar un servicio para el Señor en las que muchas veces sólo recibiremos buenos deseos y bendiciones, pero todo eso trae su recompensa y es una forma del Señor saber cuánto haríamos por él y su obra y nos ayuda a entender cuáles son las cosas que verdaderamente importan. Más que procurar las riquezas terrenales, debemos enfocarnos sobre todo en las espirituales porque el Señor se encargará de lo demás. Deuteronomio 30:16 ‘porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella’.
Cuando emprendemos el camino que ha establecido el Señor para nuestras vidas hay dos implicaciones que no pueden quedar de lado: nuestro legado terrenal y cómo hemos revolucionado en lo eterno. Muchas personas se van a lo extremo entre una y la otra, no comprenden que ambas van de la mano, lo eterno te hace querer conquistar aquello que está en la tierra, para la gloria del Señor y para establecer su reino. No importa el lugar donde estés y si piensas que no tienes las herramientas físicas o financieras para comenzar a hacer la obra del Señor, comienza desde lo eterno a implantar tu ministerio, para aquellos que sin importar lo que tienen, sea mucho o poco y deciden multiplicarlo para su Dios, él les dice: ‘Bien siervo bueno y fiel, sobre lo poco has sido fiel, sobre mucho te pondré’, es ahí donde entrarás en el gozo de tu Señor. Dios se encarga de darnos las soluciones para ejercer nuestro ministerio y cumplir su propósito en nuestras vidas.
Dios no te enviará a las naciones vació, él hará que su gracia y su presencia abunde sobre tu vida, él te está preparando para que hagas su obra, confía en él y enfócate en su reino. 2 Corintios 9:8 ‘Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra’.
Por: Crismeli A. De Jesus Mercedes
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