Propósito
‘Job 11:7-9’RV1960: 7
¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del
Todopoderoso? Es más alta que los cielos; ¿Qué harás? Es más profunda que el Seol;
¿cómo la conocerás? Su dimensión es más extensa que la tierra, Y más ancha que
el mar’.
Hablar sobre el
propósito de Dios es abarcar un tema muy extenso el cual no se enfrasca sólo en
la vida del ser humano y si éste decide ejercerlo o no. Cada vez que escuchamos
hablar sobre propósito enfrascamos el término en la vida del ser humano, cosa que
no es factible, ya que posee un ciclo terrenal (nace, crece, se reproduce
y muere) en cambio el propósito de Dios nunca muere, generación tras generación
sigue vigente. Pero es puesto en manifiesto de diferentes formas, en el antiguo
testamento desde Génesis podemos ver la preparación y las señales que
sirven como antesala a la mayor manifestación de sobre el propósito de Dios
tanto en el hombre como individuo como en su plan divino y esto se da a través
de Jesús, su vida, su legado y cómo impactó a su generación son parte de un
propósito mayor, que es que tengamos un encuentro con Dios a través de su
palabra. También en Jesús vemos el mejor ejemplo sobre el cumplimiento de
un propósito, él se despojó de su gloria, vino a la tierra a ser humillado a
ser luz en medio de tanto pecado y a iniciar el establecimiento del Reino de
Dios entre nosotros, y sí que lo logró, es gracias a Él que sabemos quién es
Dios, y lo mejor de su vida es, que a pesar de él haber ascendido al cielo,
dejó el espíritu santo que es su espíritu para habite entre nosotros y con
nosotros, es decir, Jesús aún está vivo, dentro de cada uno de los que hemos
decidido seguirle.
Entonces, ¿Por qué en
la mayoría de los casos nos cuesta comprender a qué hemos sido llamados? Y
cuando conocemos nuestro propósito, el por qué y para qué Dios nos diseñó, nos
cuesta ejercerlo. El problema radica en que creemos que todo gira en torno
a nosotros, y no es así, simplemente somos parte de un plan mayor, somos parte
de algo superior a lo que nuestras mentes pueden comprender, y la infinidad de
dicho propósito, de dicho plan divino lo conoceremos cuando estemos con Dios,
ante la plenitud de su gloria. Pero dentro de todo ese amplio concepto,
llevemos el propósito a nuestra vida cotidiana, debemos tener en cuenta que es
lo que Dios quiere que hagamos y que cosas debemos pasar por alto, mantenernos
enfocados en nuestro ministerio, Dios no nos creó para hacer un poco de todo,
él le da a sus hijos conforme a sus capacidades y disposición de hacer su obra
(Mateo 25: 14-30 ‘Parábola de los talentos’).
Somos parte de un
cuerpo. Aunque fuimos creados con una finalidad, nunca trabajaremos solos,
siempre habrá personas que nos guiarán o nos acompañarán en el camino,
tal es el caso de Jesús que es la cabeza y su cuerpo somos todos nosotros. Es
muy lamentable como es una costumbre tomar lo que Dios te ha dado y tratar de
acomodar eso por no salir de nuestra zona de confort, y es lo que vemos a
diario, muchos como aquél siervo dicen: ‘Señor, te conocía que eres hombre
duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste’. Esa es la
excusa que usan aquellos que no quieren hacer la obra del Señor, que no quieren
cumplir con lo que se les ha dado, procuremos ser como aquellos que trabajaron
en los talentos que su señor les dio y por su buena labor les fue dado el
doble. Eso quiere Dios que hagamos con su propósito en nuestra vida, que lo
usemos, uno de los mayores deseos del Señor es poder decirnos a cada uno ‘Entra
en el gozo de tu Señor’.
Para llevar a cabo
nuestra pequeña parte, en este tan elaborado plan, es indispensable que lo
adecuemos a nuestra rutina, lo convirtamos en nuestro estilo de vida, la obra
de Dios no es para hacerla ‘cuando se pueda o simplemente ‘cuando tengas tiempo
libre’ es algo constante en lo que debemos trabajar, nunca termina, sino
que evoluciona. El nivel de responsabilidad con el que tomamos nuestro
propósito deja mucho que decir de nuestra vida como cristianos y del lugar que
damos a Dios en nuestras vidas. Puede que te surjan preguntas o se presenten
situaciones en tu vida que te hagan sentir que el propósito del Señor no
encaja en tu diario vivir y pueden darse situaciones como las siguientes:
¿Qué hago si acepté a Dios luego de tener mis planes hechos? ¿Dejo todo de
lado?, ¿Si me preparé para una carrera y resulta que Dios quiere que haga algo
totalmente diferente? O peor, ¿si no me gusta lo que Dios diseñó para mí? Dios
nunca va a poner a sus hijos en algo que no les ayude a prosperar,
confía en el Señor que él tiene grandes cosas preparadas para aquellos que
deciden seguirle, con esto no te digo que dejes todo de lado, pídele dirección
al Señor para poder encontrar un equilibrio hasta que te prepares para lo que
él te creó. Deuteronomio 5:33 nos dice: Sigan por el camino que el
Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga
vida en la tierra que van a poseer.
El propósito de Dios
para tu vida puede llegar a ser difícil de comprender, pero no es imposible. En
su palabra encontramos todo lo que el Señor quiere que hagamos y cómo debemos
hacerlo, para así no desviarnos y no tomar el
camino equivocado. Efesios 2:10 ‘Porque somos hechura de Dios, creados en
Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de
que las pongamos en práctica’. El anhela vernos en la plenitud de su obra, y en
búsqueda de la perfección de su diseño. De nada nos vale decir que amamos a
Dios, que le hemos aceptado como nuestro salvador si no asumimos la
responsabilidad de lo que eso implica. Santiago 2:17 ‘Así también la fe por sí
sola, si no tiene obras, está muerta’. Dejemos que Cristo viva en nosotros, y
vivamos por el hacer su obra. Somos parte de un plan mayor, pero Dios es tan
detallista que confeccionó cada cosa que quiere que hagas, deseas saber que es,
sólo es cuestión de preguntárselo al creador de todo, Dios.
Por: Crismeli A. De Jesus Mercedes
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