El verdadero significado del arcoíris


No es la bandera de una comunidad, no tiene una olla llena de oro en el lugar donde finaliza, y no, mucho menos representa a una diosa llamada Iris. Pongámoslo de esta forma: todos alguna vez en nuestra vida, hemos hecho un pacto con alguien, hemos prometido algo, o más bien, hemos recibido un regalo que cuando le miramos, pensamos en esa persona o momento. Eso, es lo que debe pasar al mirar el arcoíris, una de las manifestaciones físicas que nos ha dado Dios para recodarnos cuan glorioso es Él y cuán grande es su majestad, estableció un pacto con el hombre donde determinó que la tierra no sería exterminada por agua y como evidencia del mismo tenemos al arcoíris.

Génesis ‘9: 11 Yo establezco mi pacto con vosotros, y nunca más volverá a ser exterminada toda carne por las aguas del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. 12 Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que hago entre yo y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por todas las generaciones: 13 pongo mi arco en las nubes y será por señal del pacto entre yo y la tierra. 14 Y acontecerá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se verá el arco en las nubes, 15 y me acordaré de mi pacto que hay entre yo y vosotros y entre todo ser viviente de toda carne; y nunca más se convertirán las aguas en diluvio para destruir toda carne. 16 Cuando el arco esté en las nubes, lo miraré para acordarme del pacto eterno entre Dios y todo ser viviente de toda carne que está sobre la tierra. 17 Y dijo Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre yo y toda carne que está sobre la tierra’.

En diversos libros de la biblia se hace mención de ese arco, que fue resultado del primer pacto hecho por Dios con la humanidad, que en la actualidad es ultrajado por el hombre como resultado de su desobediencia y deseo de contraponerse ante el diseño y la voluntad de Dios. Dando al mismo, significados astrológicos, sobrepasando los límites que pueda llegar a tener la gracia al poner como objeto de insurgencia y rebeldía, algo tan importante para Dios y el hombre. En el libro de Ezequiel Jehová abre los cielos y muestra una visión a aquél sacerdote, donde es espectador de la semejanza de la gloria de Jehová, pudo a ver a los seres vivientes y el mover del espíritu santo, y al trono de Dios, rodeado de fuego y un resplandor parecido al de un arcoíris. ‘Ezequiel 1:28 El resplandor era semejante al del arco iris cuando aparece en las nubes en un día de lluvia. Tal era el aspecto de la gloria del Señor’. De tantos elementos que pudieron naturales de la creación aparecer en aquella visión, fue ese el escogido por Dios, por su carácter teológico y simbólico es tanta su majestuosidad, que se evidencia ante nosotros en cada rincón del planeta, ante el choque producido entre la lluvia y el sol.

De ese mismo modo, Juan tuvo una revelación por parte de un ángel enviado por Jesucristo, en el cual vio las puertas de cielos abiertas, y al trono de Dios rodeado de un arcoíris, del mismo modo que Ezequiel lo hizo. Apocalipsis 4:1 Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. 2 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda’. Más adelante Juan puede vislumbrar un ángel, con un arcoíris sobre su cabeza. Apocalipsis 10:1  ‘Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego’. En ese momento ese ángel le entregaría a Juan el librito, que a través de él profetizaría a todas las naciones.

No es coincidencia, que tan majestuosa creación de Dios se encuentre en lugares y acontecimientos importantes en la biblia, y dé tanta revelación a los hombres, pero dicho elemento de la creación ha sido usado como estrategia para hacernos vacilar en nuestra identidad, usar un factor que representa esperanza al creyente, ha sido un golpe bajo para el evangelio, de los cuales, ante tal acontecimiento muchos no ha sabido cómo reaccionar. Ante tales ataques la mejor postura sería seguir firmes, no permitir que lo bueno sea visto como malo, que cuando veamos las cosas hechas por nuestro creador nos hagan pensar en Él y su grandeza, no en el sentido absurdo y desobediente que le ha dado el hombre. El enemigo es astuto y arremete contra nosotros afectando aquellos puntos donde nuestra identidad y la de Dios ante los hombres se ven afectada.

Como pueblo de Dios, nuestro deber es seguir firmes esperando en la promesa del Señor, aferrarnos a nuestra identidad y todo lo que ella conlleva y no temer al momento de usar las herramientas o representaciones dadas por Dios, para recordarnos lo inexplicable de su majestad y poder. Cuando veas un arcoíris, recuerda ese pacto, lleno de amor y gracia de Dios hacia su pueblo, el cual tiene su propósito, pero sobretodo, su significado.

Por: Crismeli A. De Jesus Mercedes



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