Juventud conforme a la palabra


Jesús le dijo: " 'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.' Este es el primero y más grande mandamiento. Y el segundo es semejante: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo.' – Mateo 22:37-39

Jesús, la manifestación de perfección hecha carne, nos resumió los mandamientos a dos, amar a Dios con todo nuestro corazón, y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. A Dios, pues es nuestro creador, quien se desprendió de su hijo para que se sacrificara en una cruz para cargar con nuestros pecados, y a nuestro prójimo, pues el amor que recibimos de Dios debemos tratar de darlo en esa misma medida, sin distinción, sin límites, pues somos hechura suya a imagen y semejanza.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. (1 Juan 3:1 NVI)
Rodeado de publicanos, pecadores, enfermos, personas que le tentaban a pecar y faltar a las leyes, Jesús se mantuvo, intachable, sin mancha alguna, todo esto debido a su vida devocional, porque reconocía su papel de hijo de Dios, porque vivía conforme a las escrituras. ‘"Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz." (Salmos 55:17), Jesús oraba, hablaba con Dios, tenía una relación íntima con Él, lo que se manifestaba cuando se rodeaba de dichas personas, él daba de lo que recibía de su Padre en lo íntimo.
Un joven conforme a la palabra, tal como lo hizo Jesús, el hijo legítimo de Dios, busca de su padre en la oración, se mantiene pendiente a lo que Dios tiene para decirle, permite que Él le moldee, en sus áreas débiles, que Dios se glorifique por medio de su vida. Un joven conforme a la palabra reconoce su necesidad de Dios, cada día de su vida y la manifiesta a través de la comunicación con Él. “La oración no es un intento de hacer que Dios esté de acuerdo contigo o de que provea para tus deseos egoístas, sino que es una afirmación de Su soberanía, justicia, y majestad y un ejercicio de conformar tus deseos y propósitos a Su voluntad y gloria” — John MacArthur
anhela que usemos nuestras fuerzas para buscar de Él, no para gastar nuestra juventud desperdiciada en las cosas del mundo, demos nuestra vida al Señor como ofrenda a Él, usemos la fuerza que Él nos da para hacer su obra. Vivamos conforme a su palabra, buscando de Dios cada día, viviendo, por Él y para Él, tal como lo hizo Jesús.

Por: Crismeli A. De Jesus Mercedes

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