Reino de valientes


Tomar esta decisión ha sido el reto más grande de mi vida, no fue fácil. Ha sido lo más importante, ¿seguir a Jesús? El dilema de muchos. Pero no se queda ahí, está el otro punto, el de no quedarme callada. ¿Cómo hago para que más personas se unan? Es complicado, no lo pueden ver, muchos me tildan de loca y hasta de fanática. ¿Cómo es que puedo seguir, hablar, gritar a quien no he visto? Definitivamente esto no es para cobardes, es para gente decidida, que va en contra de lo que quiere imponer el rey de este mundo, es para gente valiente.

A veces me pongo a pensar en los  discípulos de Jesús, que con las maravillas que hacía en sus años de ministerio lo único que les quedaba decir era Wow! ¿Quién es este?.

"38 Y el estaba en la popa, durmiéndose sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? 39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. 40 y les dijo: ¿Por qué estáis amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?" (Marcos 38-41 RV1960)

Sólo es cuestión de ponerse a pensar en el maravilloso trabajo que hace el espíritu santo con aquellos que aceptamos a Jesús como salvador. Nosotros que no tenemos a Jesús en frente, no existen grabaciones ni videos de él sanando ni liberando cautivos, tenemos su palabra, que es viva y eficaz y junto a su santo espíritu nos hace creer, tener fe y querer provocar en las personas que nos rodean ese anhelo por Dios.

Son muchos los ejemplos que tenemos de personas que se revistieron de valor y salieron a proclamar a Cristo. Nada hizo que callaran, nadie pudo evitar que la palabra del Señor llegara a nosotros. Tal es el caso de Esteban, que a pesar de ser arrestado, amenazado y apedreado, se mantuvo firme, con la convicción de que creía en un Dios vivo. Nadie pudo evitar que gritara a Jesús, que hiciera señales y prodigios en su nombre.

"51 ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. 52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. 54 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, 56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. 57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos y arremetieron contra él". (Hechos 7: 51-57 RV1960).

A ti, joven que me lees, te quiero recordar que nuestro reino no está aquí en la tierra, el trono de Dios es el cielo y la tierra es el estrado de sus pies. Nosotros somos mensajeros, embajadores de nuestro reino y nuestra encomienda es llevar el evangelio a todos los confines de la tierra, que nada te avergüence, que nada te amedrente, no permitas que una simple situación haga que te quedes callado. "Somos nación santa, pueblo escogido", Dios te llamó y te apartó para que lo representes, para que eleves su nombre a lo sumo donde quiera que vayas, para ser un embajador de su reino, ese Reino de valientes.

Por: Crismeli A. De Jesus Mercedes

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