Excelencia relativa


Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3:23 RV1960

Excelencia, término que para muchos es algo importante y para otros es algo que sólo pueden ver en su alrededor y admirarlo a través de hazañas que hacen los demás. La Real Academia Española la define como: Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo.  Todos en algún momento de nuestra vida hemos reunido nuestras fuerzas con la intención de que algo nos quede bien, ya sea en la escuela, universidad, en el trabajo, cualquier área y usualmente lo hacemos para obtener el reconocimiento o galardón ya sea de una gran masa o de las personas que se encuentran en nuestro entorno. En los caminos del Señor es así, sólo que nuestro deber es hacer las cosas con el corazón y para la Gloria de Dios, no esperando reconocimiento de hombres. Dios es el dador de talentos, dones, virtudes, sabiduría y de cualquier cosa que pueda poner a un hombre sobre otro en cuanto a estima se refiere. A Él debe reconocerse la excelencia, porque es el perfecto creador, digno y dueño de la bondad, también creada por Él. 

¿Cómo sabemos que estamos ejerciendo nuestro llamado con excelencia? Jesús, el hijo de Dios, merecedor de toda gloria dijo en una ocasión: ‘Así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos’ Mateo 20:28 RV1960. Jesús entendía perfectamente cuál era su misión en la Tierra, su plan perfecto de salvación no fue saboteado por más obstáculos que se le presentaban, una de las características por las que se reconoce el desarrollo del  ministerio de Jesús como excelente y perfecto es por como Él, de manera organizada fue llevándolo a cabo. Jesús fue un maestro, capacitado y preparado para impartir la ley en las sinagogas, persona culta y de gran influencia en cuanto a conocimiento de la palabra se refiere, motivo por el cual grandes multitudes se detenían a escuchar sus sermones. Su relación tan íntima con Dios, lo llevaron a siempre estar conectado con la voluntad del Padre, aún en los momentos más duros. Nunca se detuvo de hacer la obra, aún en los llamados días de reposo, hacía sanidades, sus años de ministerio fueron bien aprovechados por Él, por el compromiso que tenía con la misma, porque comprendía perfectamente lo que implica ‘servir’ y no ser servido. 

En la actualidad, el concepto de excelencia se ha tergiversado y acomodado a estándares humanos, que muchas veces se alejan de la verdad con la que ha creado Dios las cosas. Somos llamados a ser obreros aprobados en cada cosa que ejerzamos, 2Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Instrumentos de honra, santificados y útiles para el Señor, eso engloba y no escatima el más mínimo detalle de lo que hagamos como obreros a Dios. Muchas veces tendemos a ser muy espirituales y alejarnos de toda ciencia y capacitación técnica, hasta llegamos a ser meros dependientes de Dios, pretendiendo que el hará toda la obra, y que todas las cualidades que necesitamos aparecerán en un abrir y cerrar de ojos, sin requerir de esa muestra o anhelo nuestro de ser usados por Dios, para su obra. Y con esto no digo que Dios no pueda hacerlo sin ayuda, no la necesita, Él es el dador de la sabiduría y su palabra dice que si la pedimos, Él nos la dará sin reserva, pero existe un esfuerzo humano que debe aplicarse, esa demostración a Dios del anhelo de ‘servir’ para hacer su obra, el punto que nos hará reconocer que si ponemos de nuestra parte Dios puede usarnos conforme a su voluntad, para lo que fuimos creados. El querer hacer la obra de Dios con excelencia es sólo una pequeña muestra de cuanto le agradecemos por haber sido escogidos para llevar su evangelio. También se encuentra la otra vertiente, la que se enfoca en la excelencia técnica olvidándose de que hay una parte sobrenatural de la que dependemos, podemos aprender a cantar, saber de oratoria, preparar buenos mensajes, pero si no tenemos la esencia que el espíritu santo en nosotros, no llevaremos el evangelio a toda criatura como es debido, no tendremos lo que impacta a las personas y hace que se quebranten los corazones al escucharnos o vernos ejercer nuestro llamado. 

La mejor muestra de excelencia no está en hacer buenos programas para cultos, hacer actividades extras o cuántas horas de ayuno dedico a Dios, eso muestra la relatividad que le damos a todas las cosas pautadas por Dios, no se trata de dar mayor importancia a tal o cual cosa, es hacer todo lo establecido por Él, es así como lograremos hacer mayores cosas en el nombre de Jesús. ¿Fácil? No, pero con ayuda de Dios nuestros ojos serán abiertos y podremos comprender que la excelencia es como la adoración, un estilo de vida y que la debemos aplicar en cada aspecto de nuestra vidadevocional y cristiana, para gloria de Dios ayudándonos unos a otros como cuerpo de Cristo que somos. Efesios 3:10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

No importa cuál sea el ministerio al que hayamos sido llamados, nuestro enfoque debe estar puesto en Cristo Jesús, nuestra roca y fundamento, camino, verdad, y vida, más que excelencia, la perfección en todas sus manifestaciones, nunca cayó en relativismos y quizás, Él fue, Él es y será por los siglos de los siglos, el mejor entre los mejores y el mayor entre los mayores, entregado a otros, despojándose de su gloria para ser humillado por amor a nosotros, para darnos salvación y vida eterna. Lucas 22:26b ‘el mayor entre vosotros hágase como el menor, y el que dirige como el que sirve’. La mayor recompensa que podemos obtener, fue resultado del sacrificio más grande que no fue resultado como tal a un esfuerzo realizado por nosotros, si no el mayor acto de amor hecho en la tierra: la salvación, por más que trabajemos, aunque sintamos el anhelo por obtener galardones y recompensas del cielo, pueden multitudes aceptar a Jesús a través de nuestro obrar, y eso nunca alcanzará el valor de la sangre de Jesús… ‘Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano’. 1Corintios 15:58RV1960.

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