Preparado para crecer



Naces, creces, te reproduces, mueres; ciclo natural de todo ser vivo. Muchos definen esos cuatro episodios como el resumen  del propósito de la existencia misma, más específicamente, nacemos para morir. Por otra parte, a aquellos que vivimos por la fe de que veremos a Jesús cara a cara algún día, entre todos estos parámetros tenemos la certeza de que todo esto va más allá de sólo nacer para morir. Juan 3:16 ´´Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna´´. Dios, nuestro creador tiene propósito especial con su más preciada creación, el hombre. Fuimos diseñados con una marca que nos diferencia al resto de los seres vivos, podemos ser llamados sus hijos, podemos hablar con Él, podemos refugiarnos en Él. Él corre a nuestro auxilio, nos sana cuando estamos enfermos y mejor aún, conforta nuestro corazón cuando está afligido, nos brinda paz, amor y su compañía cuando más solos nos sentimos, ese es nuestro padre, o más bien, una pequeña porción de lo que engloba su ser. Mateo 6:26 ´´Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?´´.
 
Dentro de diversos períodos de formación del hombre, a nivel de carácter e identidad, se nos presentan diversas situaciones a las que llamamos procesos, herramientas que utiliza Dios para edificación nuestra. Los procesos son las materias que como hijos del mejor maestro debemos cursar en esta escuela a la que llamamos vida, para aprender y cada día parecernos más a Él, tener un corazón conforme al suyo, viviendo bajo su perfecta voluntad, pero parece que en el Edén, junto con el pecado el hombre adquirió un porcentaje considerable de terquedad, somos los mejores al momento de cometer una y otra vez el mismo error, al parecer una lección no nos es suficiente, somos tan tercos que a veces reprobamos la misma materia por no prestar atención ni dedicarle un poco de nuestro tiempo a lo que nuestro maestro quiere enseñarnos.
 
Salmos 32:8 ´´El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti´´. Existen ocasiones en las que hay procesos que no quisiéramos ni pasar por ellos, pero son necesarios e imprescindibles al momento de formarnos, recurrimos a las quejas, intentamos esquivar sin tomar en cuenta que Dios nos conoce más que nosotros mismos y sabe cuál es el límite de nuestro potencial. Esto me recuerda un momento cuando estaba en la universidad, había materias que me parecían insoportables e innecesarias que hoy me son herramientas prácticas en el ámbito laboral, hoy puedo decir que no me arrepiento de haber pasado por ese proceso. Asimismo nos pasa cuando Dios nos quiere enseñar algo o nos quiere preparar para un nuevo episodio en nuestra vida, el proceso es necesario, nos forja, nos moldea, nos prepara para que podamos ser enviados.
 
En este constante paso de ciclo a ciclo pueden suceder muchas cosas, yo soy de las que pienso que nunca dejamos de crecer, ya que esto no se manifiesta sólo de forma física, crecemos en todas las áreas de nuestra vida, por supuesto, si nos lo proponemos, hay cosas que no se cuantifican o no hay un límite establecido, nunca he escuchado de nadie que ha dicho que ya llegó a conocer todo lo que quería de Dios y se siente satisfecho,  eso es algo prácticamente imposible. Cuando aceptamos a Dios en nuestras vidas, se siembra algo, inmediatamente se crea un lazo intangible con nuestro creador, pasamos a ser de simples seres vivos a hijos suyos con acceso a su presencia, pero hay ciertas situaciones que como seres humanos, que nos medimos por un tiempo muy diferente al de Dios, queremos obtener de inmediato cosas para las cuales no estamos preparados, como cuando niños queremos que nuestros padres nos permitan entrar la piscina más onda, o quitar las ruedas de seguridad de la bicicleta.
 
Esto me lleva a una situación por cual hasta hace un tiempo llegué a frustrarme, y era la de ser íntima de Dios, estaba tan enfocada y tan centrada en ser amiga de Dios que en ciertos momentos perdía el enfoque de otras cosas, el crecimiento debe ser integral, no puedes crecer en un área y morir en otra, es contraproducente, eso es lo que me ocurría, llegó un punto donde me alejé un poco de mi familia y mi actitud promovía hasta cierto nivel un poco de discordia por el simple hecho de querer estar a solas con Dios, pero el Señor en una ocasión me hizo entender que lo que él me daba en la intimidad debía yo reflejarlo, ¿cómo iba a lograrlo si no pasaba tiempo con ellos?. Filipenses 4:9 ´´Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes´´. El hecho mismo de querer escuchar la voz de Dios, de tener esa relación con Él, de que me use para su gloria y honra,  no era lo que me hacía daño, el problema es que lo buscaba de forma incorrecta y peor aún, no permitía que lo que Dios había puesto en mí, terminara de nacer, todo lleva un proceso de formación, una transformación tan integral y todo eso se consigue cursando todas las materias, yo por mi parte quería evadir procesos y no dejaba germinar la semilla que Dios había puesto en mí, dentro de mi ignorancia no entendía que faltaba madurez y ella sólo se consigue a través de las experiencias y desafíos que nos pone el Señor.
 
Aprendí que en el momento que aceptara los procesos como míos, parte de mi vida y mi formación, que cuando pusiera de mi parte y preste atención a lo que dice mi maestro, cuando desarrolle áreas en mí que son más que imprescindibles para mi formación, daría paso a esa semilla, permitiéndola formarse y que con cada lección aprendida sería una oportunidad más de verme crecer, muchas veces por no querer aceptar nuestra realidad y negarnos ante lo que Dios pone en nuestras vidas nos cerramos a muchas lecciones importantes que el Señor quiere enseñarnos, es por eso que debemos dejar nacer lo que Dios puso en nosotros, permitirle que nos forme y nos moldee conforme a su voluntad y cuando Él considere que es el tiempo, estar atentos y más que preparados para crecer, esperando los nuevos retos y desafíos que nos trae esta escuela llamada vida.  
 
 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

No dejes propósito por vereda.

Viviendo conforme a la voluntad de Dios

Un líder reformador