Multitud de testimonios. Testimonio 1: Dayton.




En mi experiencia como creyente he aprendido que la sinceridad es la herramienta esencial en la oración, para esperar por una respuesta de Dios. Al momento de darle el sí a Dios, no hubo ninguna presencia especial, sentimiento de culpa ni remordimiento de conciencia, ni siquiera un escalofrío por el flujo de aire que podría ser producido por el vaivén de un abanico, sólo estaba yo, ante la insistencia de un varón que quería hacerme pasar de forma casi obligatoria acompañado de la voz tan particular de la predicadora que me repetía ¿Quieres aceptar al Señor? Lo voy a intentar, esa fue mi respuesta, ni si, ni no.

Pero algo sucedió, ese ‘Lo voy a intentar’ fue más que suficiente, al parecer Dios también dijo que estaría dispuesto a trabajar con mi carácter, con mis malas costumbres  y todo lo que venía en el paquete, lo que solía ver y oír, aquello que tanto daño me hacía. Desde el inicio establecí una relación transparente con Dios, nunca le dije algo que no sentía, no le oculté mis debilidades y en todo momento fui sincero, era muy explícito, en mis momentos de enojo le expresaba al Señor como quería realizar mi propia justicia, todo eso producto de mi inmadurez, pero Él, siempre con una voz audible y tierna calmaba la ira más densa.

Dios ha sido mi mentor, me ha moldeado y siempre ha estado conmigo, a pesar de mis caídas nunca me ha abandonado. Si hoy me preguntaran nuevamente, diría que sí sin dudar y estoy más que seguro de que si le preguntan a Dios, su respuesta sería: yo también.

Salmos 139:
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
24 Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

No dejes propósito por vereda.

Justificado y luego Santificado

La Indestructibilidad de la Biblia.