Más allá de la puerta



‘’Dichosos son los que temen al Señor, los que van por sus caminos’’. Salmos 128:1
Ya tenía muchos días caminando, había cruzado por valles, llanuras, lugares desérticos y húmedos, me había encontrado con ancianos, hombres, señoras, niños como yo y hasta de menor edad. En este camino había de todo y había conocido personas con diferentes personalidades y que habían venido de diferentes lugares, pero todos coincidíamos en una cosa, habíamos decidido entrar por el camino que conduce a la vida eterna, algo que me sorprendía mucho es que me llegué a encontrar con personas que constantemente se lamentaban por lo pesada de su cruz y al verme caminar firme sin detenerme a descansar, alegaban que la suya era más pesada y que la madera con que fue tallada no era la misma. Es ahí donde me llega a la mente la siguiente pregunta: si las cruces son diseñadas en especial para cada dueño, el señor que las hace debe saber  hasta qué peso podemos soportar la carga.

Ese camino que era angosto, se estrechaba a medida que me internaba más, con cada paso que daba sentía que no podía ir nadie a la par conmigo, entre veces me les adelantaba a algunos y otros decidían quedarse atrás un momento para pedir fuerzas a aquél que pertenecía la sangre que estaba derramada en la entrada del camino para luego seguir caminando con su cruz al hombro. Algo que me dio mucha curiosidad es en cada cierta cantidad de metros recorridos aparecían unas sendas ubicadas de forma oblicua al camino, algunas decían mundo, otras decían atadura, carne; llegué a escuchar que no importa lo mucho que hayas caminado, das un paso por esa senda y te lleva directamente a la entrada de la puerta ancha, ‘el que esté firme, mire que no caiga’, me llegué a cuestionar por qué mucha gente abandonaba después de tanto, pero puedo atreverme a decir que pensaron en la otra puerta y todo lo que ofrecía y decidieron ir por ese camino, que aun sabiendo este es mejor, decidieron dejarlo sin más. Deuteronomio 5:33‘’Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer’’.

Mientras caminaba, aparecían letreros similares a los que aparecen cuando entras a un pueblo o sector nuevo, hubo uno en particular que me marcó para siempre el cual era conocido porque todo el que salía de allí tenía una anécdota diferente que contar, y eso era intrigante ¿Cómo un lugar tan pequeño puede causar tanta conmoción a los caminantes? Cuando entré en ‘Prueba’ fue extraño, vinieron a mi vida ciertas etapas que no entendía por qué tenía que pasar por ellas si estaba en el camino correcto, por ejemplo, llegó un momento en que apareció una senda nueva, que tenía mi nombre y me llevaba a un lugar desconocido, yo misma me había prometido no caminar por otro lugar que no haya partido de la puerta estrecha, debía cruzar por ahí, tenía mucho miedo y sentía que estaba abandonando el camino, pero en uno de esos momentos de duda llega el señor de la cruz y me explica que es necesario que cruce por ahí para prepararme para el verdadero camino, que a pesar de sentir que el viaje hasta aquél lugar había sido largo, no había transcurrido nada y debía prepararme para alcanzar todas los planes que tiene Dios para mi vida, me entregó un rollo con la palabra de vida para alentarme en los momentos de tristeza y llenarme de fuerza en los momentos de debilidad, así fue como temerosa e insegura atravesé por la prueba, allí fui atacada, golpeada no física sino espiritualmente, es como si los que habitaban allí sabían cuáles eran mis debilidades y estaban destinados a provocar que las fortalezca para poder seguir adelante, al inicio lloraba con agonía porque me sucedían todas estas cosas, pero con el tiempo pude comprender que eran necesaria para detonar esas cualidades que estaban dentro de mí, pero que ni yo sabía que poseía, cualidades que eran imprescindibles para desarrollarme en mi misión a través del camino, les aseguro que cuando entré por esa puerta no pensé que vería tantas cosas, pude encontrarme con pequeños vistazos de lo que viviré en la tierra llamada eternidad y era lo que me alentaba a seguir adelante, más allá de la puerta puedes encontrar paz, esperanza, pero también pruebas y silencia, todos los que hemos cruzado por ahí sabemos lo que se siente, y con todo esto pude llegar a la conclusión de que: no importa lo que pase, sigue caminando, el camino es angosto y es privilegio cruzar por él, no te detengas, sigue y no te alejes de la puerta estrecha.


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