Pecado vs. GRACIA
Les confieso, que
mientras escribo este artículo puedo sentir dentro de mí oleadas intensas del
inefable amor de Dios, son como ráfagas que van y vienen y me hacen recordar
que Él está conmigo. A veces me pregunto ¿Cómo es posible esto? ¿cómo es que
una persona que ha pecado tanto, ha fallado en incontables ocasiones puede
sentirse tan amada? Y más aún, ¿Qué es lo que porto que hace que ese Dios tan
perfecto me ame aún con mis faltas?
Esto me hace pensar
en la gracia de Dios para con mi vida, he fallado tanto, pecado tanto, mentido tanto,
pero Él me ha amado, cuidado y velado por mi seguridad, bienestar y
crecimiento, que no me cabe en la cabeza qué amor es ese que puede dar más de
lo que merezco. Tanto así que me atrevo a comparar mi pecado con Júpiter, el
planeta más grande del sistema solar, y es al menos once veces más grande que
el planeta tierra. Veamos a Júpiter, que posee unos 69.911 km de radio,
como todo el pecado que hemos cometido, pero en forma de circunferencia y con tonos
blancuzcos, azulados y marrones, que comparado su tamaño con el de La vía
láctea es extremadamente insignificante, se estima que esta posee algunos
100,000 años luz de diámetro, increíble, ¿no? Así veo la gracia, como la vía
láctea que nos sostiene dentro de un sistema perfecto donde podemos coexistir
con todo lo creado, y que sin importar si tu pecado es del tamaño de Mercurio o
Júpiter, hay una gracia que sobrepasa y sobreabunda todo mal.
La gracia dio paso
a la salvación, aquello que nos hace aceptos delante de Dios, llegó a nosotros
por medio de un hombre llamado Jesús, que sin pecado alguno fue a morir en una
cruz para salvación nuestra y vida eterna, rompiendo con lo sucedido en aquél
tiempo por Adán. Romanos 5:12 “Por tanto,
como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así
la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
Estudiando y
analizando la Biblia nos podemos dar cuenta que el NT está lleno de episodios
en donde la gracia de Dios es manifestada, uno de ellos es la muerte de Jesus,
es el mayor acto de gracia y favor de Dios para con nosotros, ya no dependemos
de un sacerdote, cuyos pecados quizás sean más grandes que el sistema solar
completo, como sacerdote tenemos a aquél que nos amó con amor eterno. Romanos
3:20-25 Ya que por las obras de la ley
ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es
el conocimiento del pecado. 21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado
la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; 22 la justicia
de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a
quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para
manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados. Así como Júpiter puede ser pasado por alto ante la
magnificencia de la vía láctea, con todas sus estrellas, formas asombrosas y
partículas flotantes, así por alto pasó Dios nuestro pecado, ante el acto de
amor que realizó Jesús, nos justifica, nos hace limpios, nos sostiene en un
sistema movido por el amor y la gracia de Dios.
La gracia de Dios
es tan grande que es difícil de comprender por un simple ser humano, pero podemos
ver destellos de ella como si fueran haces de luz creadas específicamente para
ser vista por el ojo humano, es complicada, pero a la vez hermosa. Nuestro
pecado se vuelve tan insignificante cuando nos adentramos al sistema de la
gracia y giramos en armonía hasta donde ella nos lleve. Hay veces, cuando
tenemos nuestros ojos cerrados y no podemos percibir aquellos haces de luz, nos
limitamos a ver nuestro pecado planetario y pensamos que no podemos ser parte
de lo que Dios hizo exclusivamente para nosotros, no nos atrevemos a mirar por
el microscopio de Jesús, y traer a nuestra escala aquello tan grande y
magnífico. Cuando le das paso a Dios para que obre en tu vida, puedes darte
cuenta de que algo tan grande, pudo haber sido creado justo a nuestra medida.
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