Un político en discurso.



Cuando escuchamos la palabra político, inmediatamente nos imaginamos un hombre corrupto, una persona hábil sin muchos escrúpulos que hace todo lo necesario para mantener su posición. ¿Se imagina usted diciéndole político a Jesus? Seguro que no, pero figure su persona caminando por las calles anunciando las buenas nuevas de su Padre, la nueva política del Reino de Dios.

La diferencia entre  las campañas políticas de gobiernos y la de Jesús, es que ellos exponen sus discursos con palabras, más El fue con su sangre. Ellos establecen leyes variables, más la de Él no varía; su fuerza se basa en lo que tienen, más la de Jesús en lo que Él es.

La lucha de un partido y otro, es tratar de convencernos con sus palabras,  ambas partes exponiendo sus discursos desde un pensamiento humano, sustentado por sus buenas intenciones. Sin embrago, el gobierno de Jesús, no está sustentado en una simple intención humana, o un deseo futurista para cambiar nuestra situación, sino que se basa en su naturaleza y el poder de su fuerza, aquí no tienes que ser simpatizante o perseguidor de algo, no se ve comprometido tu pudor, y tampoco tu criterio. Su gobierno no se trata de convencerte para que le otorgues un voto, se trata de transformarte y hacerte parte de su gabinete, ni siquiera depende de tu voto para el poder reinar.

Si supieras, que contrario a las campañas convencionales, que debes elegir quién te gobierne, él te eligió a ti para que gobiernes. Y ya sabes, mientras las teorías políticas se sostienen por palabras, la palabra de Jesús se sostiene por sus hechos. Por eso quién es parte de este partido, está comprometido a gobernar como lo hace su rey.

Ahora te pregunto ¿Cuál es tu discurso? ¿Cómo estás gobernando? Porque o eres un líder populista, unipersonal y/o manipulador, que hace de todo para mantenerse en el poder o eres de los de Cristo, de los de su club íntimo, de los que él conoce y reconoce, de los que dan sus frutos, de los que muestran su imagen...

Por: Maite Tavarez.

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