La Varita de Moisés


La vida y ministerio de Moisés es una de las historias más apasionantes e interesantes que narra la biblia. Es la historia de un profeta tartamudo y tímido, pero con sus profecías y hazañas puso a un imperio a temblar (Egipto). 

La forma en la cual Dios utilizó a este hombre siempre será admirada por cada uno de nosotros. Su pasión, su dedicación, su compromiso y entrega a Dios es algo que lo diferencia de otros muchos.

La vida de este personaje tiene unas riquezas sapienciales increíbles, tanto en su liderazgo como en su devoción hacia Dios. Pero aunque el título de este artículo se relacione con este gran personaje, el no será el protagonista de este escrito. El protagonismo de este artículo se lo llevara Josué.

Alguna vez se ha preguntado ¿por qué Dios le dice tres veces a Josué, esfuérzate y se valiente? ¿No será que Josué tenía miedo? Todo indica que sí. La siguiente pregunta sería: ¿a qué Josué le tenía miedo?

Si hacemos un estudio deductivo a las escrituras, nos daremos cuenta que el miedo de Josué era sustituir a Moisés, y no llenar las expectativas que el pueblo tenia del líder que iba a relevar a un hombre con las cualidades del gran Moisés.

En Josué había un miedo interno, pero Dios le dice:

Esfuérzate y sé valiente. (Josué 1:6)


Todas las hazañas y maravillas que había hecho Moisés, se convirtieron en un gran desafío al líder inexperimentado Josué.

La biblia narra que en el camino por conquistar la tierra de Canaán, llega un momento donde el liderazgo de Josué fue probado. Los rubenitas y gaditas y la media tribu de manasés ya tenían su heredad, pero las demás tribus tenían que conquistar su tierra. El problema estaba en que esa tierra estaba del otro lado del rio Jordán. Josué como líder, tenía el compromiso de guiarlos en ese peregrinaje.

Una vez están frente al rio Jordán, tienen que cruzarlo, pero no saben cómo. Y lo único que el pueblo recuerda es que sus padres tuvieron una situación parecida frente al mar rojo, y para cruzarlo su líder actual que era Moisés, con una simple vara golpeo las aguas y estas se dividieron. Josué también lo recuerda, pero hay un problema. Ni Moisés ni la vara están ahí. En pocas palabras, la varita de Moisés no se encuentra disponible.

Josué había visto las aguas dividirse, pero el hombre que lo hizo tenía una vara, y ni el hombre ni la vara se encontraban a su alcance. Josué estaba moldeado a un método. Y algo debemos de tener claro, Dios no cambia pero sus métodos sí que cambian.

En este momento de incertidumbre para el joven Josué, llega una palabra de parte Dios:

Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. (Josué 1:2-3; 5-6)

Estas son unas palabra de ánimo para Josué, y no cualquier ánimo. Porque una cosa es cuando te anima un hombre y otra cosa es cuando te anima Dios.

Dios es claro cuando le dice: mi siervo Moisés ha muerto. Es como si Dios le dijera: Moisés es mi siervo pero su liderazgo quedo en el pasado, ahora te toca a ti Josué. Se valiente y esfuérzate.

Muchas veces queremos esa varita de Moisés. La varita de Moisés tipifica el método al cual estamos acostumbrado a que Dios haga las cosas. Pero Dios quiere que entendamos dos cosas:

1- No se trata de la varita (el método), se trata de mi persona. Si Moisés lo hizo, no fue por su varita, fue porque confió en mí.

2- El método no cambiara el resultado, lo único que cambia el resultado es tu fe y tu confianza en mí.

Por: Yariel Tejeda

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